Si se mantienen firmes, se salvarán.
LUCAS 21.19
Necesitas aprender a no permitir que tu mente y tus emociones se
lleven lo mejor de ti, especialmente cuando implica cosas sobre las cuales no tienes control alguno.
Supongamos que estás de camino hacia una importante entrevista y quedas atrapado en un atasco de tráfico. ¿Cómo reaccionas? ¿Vale la pena que te enojes y desates un espíritu desbocado? ¿No sería mucho mejor para ti y para todos los demás si permanecieras en calma, aunque llegaras tarde a la entrevista? Si tú has hecho lo mejor que puedes, Dios hará el resto.
Niégate a enojarte cuando las cosas no salgan tal como tú planeaste.
Niégate a permitir que tu mente, tu voluntad y tus emociones gobiernen tu espíritu. En tu paciencia aprenderás a poseer tu alma.
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